La actualización de las normativas de ruido y su fortalecimiento en los últimos años, tanto en Latinoamérica como en Europa y Asia, da a entender que el enfrentar las emisiones del contaminante ruido, ya sea de origen industrial o comunitario, es un problema ambiental que debe ser atendido de manera consciente y efectiva de forma inmediata en el corto plazo. La revisión en curso del Decreto Supremo 38/11 de Chile por ejemplo, o la Ley Anti-ruido de Guadalajara México, entre otras, evidencian esta realidad.
En Chile, cada 5 años al menos, existe una revisión de normativas de la emisión de ruido, el cual no solamente afecta en el ámbito laboral como parte del concepto de salud ocupacional, sino también como un concepto de calidad de vida en lo que llamamos ruido medioambiental y la tendencia es a producir regulaciones cada vez más estrictas en esta materia.
De esta manera, en el marco de la RSE (Responsabilidad Social Empresarial), es posible lograr una convivencia con el entorno, protegiendo no solo al medioambiente, sino también la salud de las personas y los activos reputacionales, logrando con esto, mayores rentabilidades en el negocio al disminuir el riesgo de exponer los permisos operacionales que toda industria debe presentar y mantener al día.
En este contexto, las buenas noticias son, que al aplicar tecnología de ultima generación (que resuelven problemas de forma más eficiente que sus predecesoras), el costo de realizar proyectos de control de emisiones del contaminante de ruido, se hace alcanzable.
Tecnologías como el monitoreo continuo, Internet de las cosas (IoT: Internet of things), sensores en línea, Big data, Blockchain, Inteligencia artificial y consultoría especializada, todas unidas, permiten implantar en la industria un método en que los diferentes actores del proceso (personal operativo, consultores externos, equipos internos de HSEQ (Salud, Seguridad, Medioambiente y Calidad), sostenibilidad, gerencias, mesa de consejo directivo y accionistas), puedan aportar desde su perspectiva a la gestión y control de la emisión de contaminantes al entorno laboral y medioambiental.
Dado que cada país cuenta con su propia legislación (ver enlace de algunas legislaciones latinoamericanas), se hace conveniente apoyarse en consultores experimentados, con equipamiento certificado y metodologías consistentes con la necesidad de cada faena industrial en particular. No se trata de la misma manera una construcción, un terminal portuario o un aeropuerto, cada cual tiene sus particularidades.
Lo importante es pensar en procesos de largo plazo que se incorporen a la institución de manera natural, logrando que la gestión de emisión de contaminantes, sea una actividad de valor agregado, que canalice innovación operativa, y aliente valores como el respeto por el entorno y la buena relación con la comunidad.